sábado, 24 de noviembre de 2012

Hotel Tryp Condal Mar


Un nuevo descubrimiento. Yo no soy muy de Tryp. Los hoteles de la cadena en que he estado no me han dejado un buen sabor de boca. Pero ya tenemos una excepción: el Condal Mar.

El hotel quizá está demasiado entregado al diseño (una planta muy singular -oval, decoración muy sofisticada que en ocasiones, cae en el exceso…) y sobre todo, se encuentra ubicado en un entorno urbano, por decirlo con elegancia, deprimido que invita a quedarse encerrado en el hotel o en la habitación observando desde sus ventanas el paisaje y el paisanaje característico de un espacio urbano por recuperar y poner al día.

Y es cierto que el visitante encuentra motivos más que de sobra para no abandonar el hotel.

Sin duda, uno de ellos son las habitaciones amplias y bien equipadas. En particular, sorprende el albornoz, la tetera y sobre todo, ¡la plancha y la tabla de planchar! guardadas en el armario de la habitación. También la bicicleta estática en las habitaciones fitness.

No le está a la zaga una interesante terraza con piscina en la azotea (que seguramente ofrece un agradable lugar para disfrutar de una copa en primavera y verano). Y en menor medida, un hall con diferentes ambientes, un gimnasio bien equipado y amplio, un restaurante cuidado y con precios razonables, aunque quizá las cantidades podrían ser algo menos escuetas)…


En definitiva, un hotel sorprendente que se convierte en una opción interesante para aquellos que no busquen estar en el corazón de la ciudad.


lunes, 5 de noviembre de 2012

Hotel Bahía Santander

Un hotel de lo que yo suelo llamar "clásico" debe cumplir con una serie de requisitos ineludibles: muebles con un cierto poso de anticuario, productos que hacen pensa en lujo (mármoles, mármoles...), grandes lámparas colgadas de elevados techos e incluso, una cafetería en la que se de cita parte de la media-alta sociedad del lugar.

Con el Bahía Santander tenía una deuda pendiente, pues había estado en muchas ocasiones en la ciudad y nunca me había alojado en él pese a que es uno de los hoteles de referencia; quizá por su extraordinaria ubicación entre el mar y la catedral.

La deuda ya está saldada y con sinceridad, no creo que sea uno de esos hoteles a los que vuelva, fundamentalmente, porque nada tiene que ver con mis preferencias o con lo que puedo llamar "mi estilo personal".


Si necesitas salas para convenciones o conferencias, si buscas estar cerca del centro, si te va el rollo "clasicote", si no buscas algo especialmente funcional, ni diseño, ni modernidad, desde luego, el Bahía Santander puede ser tu hotel.