jueves, 10 de octubre de 2013

Hotel Zenit Málaga

Meses sin visitar Málaga, una de esas ciudades a las que me ha costado coger el punto, pero que ya creo que lo tengo.

En esta ocasión, la visita incluía una agenda profesional de lo más cargada por lo que mi estancia en el Hotel Zenit Málaga fue testimonial, pero suficiente para ver también en él el momento de austeridad por el que atraviesa muchos establecimientos que antes incluso fueron brillantes.

En este caso, dicha austeridad se dejaba notar en un restaurante que solo sirve cenas, en la casi completa ausencia de prensa a disposición de los clientes o en el paupérrimo set del baño de las habitaciones.

Si a eso le sumamos el aire un tanto avejentado del local (que solo queda atenuado gracias a alguna concesión al diseño y a la modernidad en espacios comunes y habitaciones), una ubicación ciertamente alejada de los lugares más relevantes de la ciudad y la escasez de servicios adicionales (de gimnasio, por ejemplo) o un tamaño, digamos, "limitado" de las habitaciones, podemos concluir que se trata de un hotel de los que no vas a echar de menos al partir.

Y que tampoco vas a recomendar salvo por su precio, la amabilidad del personal de recepción y por un desayuno que está por encima de lo que hace pensar el tono general del establecimiento.

En definitiva, uno de esos hoteles que invita a disfrutar de la calle. En este caso, a conocer Málaga.

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