miércoles, 23 de julio de 2014

Novotel Marqués de Nervión

No sabría decir cuándo ni por qué, pero hace poco se produjo un punto de inflexión en mi planteamiento de viaje: si antes me decantaba por hoteles que ya conocía o que eran “un valor seguro”, ahora prefiero probar y descubrir.

Desde tal enfoque, visité una vez más Sevilla por motivos de trabajo y elegí un alojamiento en el que no tenía experiencia previa: el Novotel Marqués de Nervión.

Sin lugar a dudas, la impresión inicial más llamativa es que es un alojamiento insertado en un gran centro comercial y situado al pie del campo del Sevilla FC, visible desde diferentes puntos del hotel. Una ubicación de lo más singular.


El hotel tiene un acusado perfil turístico y solo destaca por pequeños detalles que no son nada habituales en otras cadenas y que se agradecen, por ejemplo, la amplísima bañera o el servicio de té con el que cuentan las habitaciones. Aunque, uno de sus servicios más interesantes es el solárium y la generosa piscina situada en la terraza del edificio y desde la que se tienen unas espléndidas vistas de la ciudad y del Sánchez Pizjuán.


En cambio, acumula un conjunto de detalles que bajan el nivel del alojamiento, por ejemplo, unas toallas bastante trilladas, la música de los 80 que se escucha nítidamente en las zonas comunes del hotel, y sobre todo, ese aire de “hotel para guiris” que hace impersonal su aspecto.

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