lunes, 15 de octubre de 2012

Parador de Santo Domingo de la Calzada

Viniendo del Parador de Tortosa, la entrada al Parador de Santo Domingo de la Calzada no produce tanto impacto, pues recupera gran parte de ese aire medieval, entre antiguo y viejo (en este caso, más antiguo que viejo), señorial y recargado de aquel.


Quizá en este caso, el aspecto del Parador está más cuidado, es más elegante que el de Tortosa; como si se tratara de un alojamiento de mayor nivel: muy bien iluminado, con tapices y mobiliario en buen estado, lámparas gigantes, detalles de clase.

La ubicación es inmejorable: en pleno Camino de Santiago, junto a la Catedral y al lado de una de las torres más altas y bellas que he podido ver (y a la que se accede previo pago, como en casi todo…). Muy atractivos son también los diferentes espacios para mantener una amena charla, para tomar un café o leer un libro en el patio central, sin lugar a dudas, el corazón del Parador de Sto Domingo.

Las habitaciones tienen ese aire medieval y señorial del conjunto. En particular, llama la atención la especie de dintel sobre las camas (un cortinaje para el que me falta vocabulario…) y un pequeño espacio que invita a la lectura o al reposo con dos pequeños sillones y una mesa baja sobre una acogedora alfombra.

Sin embargo, son bastantes los aspectos en los que podría mejorar: la cafetería no es muy atractiva: pequeña, poco usada, con escasa variedad. Las habitaciones son muy poco funcionales y muy orientadas a un turismo, probablemente, de paso. El desayuno tampoco dejará huella en la memoria.

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